Problemas de conducta

La intervención psicológica en problemas de conducta en la infancia y adolescencia se enfoca en corregir comportamientos disruptivos, agresivos o desafiantes, que afectan tanto al niño o adolescente como a su entorno familiar, social y escolar. Los problemas de conducta pueden incluir agresividad, desobediencia, incumplimiento de normas, bullying, y en casos más graves, comportamientos antisociales.

Estrategias comunes en la intervención:

  1. 1. Evaluación conductual: Se realiza una evaluación detallada para identificar los factores que contribuyen al problema de conducta, incluyendo aspectos familiares, escolares y emocionales. Se observan patrones de comportamiento y las situaciones que los desencadenan.
  2. Terapia cognitivo-conductual (TCC): Se utiliza la TCC para ayudar a los niños y adolescentes a identificar pensamientos y creencias distorsionadas que influyen en su comportamiento, enseñándoles a desarrollar formas más adecuadas de pensar y actuar.
  3. Técnicas de modificación de conducta: Se aplican estrategias como el refuerzo positivo, refuerzo negativo y extinción, para aumentar comportamientos adecuados y reducir los comportamientos problemáticos. Se enseña a los padres y maestros cómo implementar estas técnicas de manera coherente.
  4. Entrenamiento en habilidades sociales: Se enseña a los niños y adolescentes habilidades de resolución de conflictos, empatía y comunicación asertiva para mejorar sus relaciones interpersonales y reducir comportamientos agresivos o desafiantes.
  5. Técnicas de autocontrol: Se enseña a los niños y adolescentes a reconocer las señales de enojo o frustración, y se les proporciona herramientas para calmarse y controlar sus impulsos, como la respiración profunda o contar hasta diez.
  6. Psicoeducación para padres y cuidadores: Los padres reciben formación para manejar adecuadamente las conductas problemáticas mediante técnicas como el establecimiento de límites claros, el uso adecuado de consecuencias y la comunicación efectiva. También se fomenta la consistencia en el manejo del comportamiento.
  7. Terapia familiar: En muchos casos, la intervención incluye a toda la familia, ya que los problemas de conducta suelen estar relacionados con la dinámica familiar. Se trabaja en mejorar la comunicación, fortalecer el vínculo afectivo y resolver conflictos familiares.
  8. Intervenciones en el entorno escolar: Se colabora con la escuela para implementar estrategias que promuevan un comportamiento positivo, como la creación de planes de intervención conductual y la mejora del apoyo académico o emocional.
  9. Fomento de actividades prosociales y extracurriculares: Se promueven actividades que canalicen la energía del niño o adolescente de manera constructiva, como el deporte o el voluntariado, lo que favorece el desarrollo de su autoestima y habilidades sociales.

Objetivos de la intervención:

  • Reducir los comportamientos disruptivos y agresivos.
  • Mejorar el autocontrol y la capacidad de toma de decisiones.
  • Fomentar el respeto por las normas y límites.
  • Fortalecer las relaciones familiares y sociales.
  • Desarrollar habilidades sociales y emocionales adaptativas.

En conjunto, la intervención busca no solo corregir los problemas de conducta, sino también promover un desarrollo integral que permita al niño o adolescente manejar mejor las dificultades y relacionarse de manera más saludable con su entorno.

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